Lo primero es tener claro qué es lo que se va a recolectar, pues el reino vegetal tiene muy disímiles formas de semillar, pues depende la vida útil de las semillas, su capacidad de germinación, los procesos de estratificación y escarificación que necesitan, etc.; pero que si bien en la recolección no son tan importantes, es bueno no desgastarse guardando semillas que no servirán o que no redundarán en los resultados esperados. También otro factor importante es que muchas flores que nosotros compramos en viveros son producto de híbridos que no producirán semillas de la calidad de la planta madre. Estas plantas se reproducen por estacas o por sistemas de polinización y manipulación genética que no está al alcance de un jardinero común. Las plantas deben ser sanas, o sea que presenten un correcto desarrollo foliar y las flores que sean de un tamaño estándar con respecto a su floración. No debe estar afectada por ninguna peste, enfermedad o plaga, sobre todo la rama de donde extraigamos la semilla. Cuidando este punto evitaremos que se alojen dentro y fuera de la semilla gérmenes y hongos.
Vía | casa-jardin.net