Jardín zen. Recientemente, cuando abordamos el tema de la jardinería paisajista y de sus tendencias, mencionamos a un ejemplo muy especial: los jardines zen. Vale la pena detenernos a aprender para conocerlos un poco mejor, ya que seguramente has escuchado de este tipo de jardines o has tenido la fortuna de disfrutar de uno de ellos.
Un jardín zen o karesansui, es un estilo de jardín de origen japonés, que algunas personas también denominan jardín seco. Visualmente hablando, se compone de un amplio campo de arena, gravas o rocas de calibre pequeño, y de elementos vegetales estratégicamente colocados.
Estructuralmente, es una extensión poco profunda que también puede contener ocasionalmente hierba, musgo y otros elementos naturales. Estos jardines reciben el nombre de Zen, porque son utilizados como lugar de meditación por los monjes Zen japoneses.
Pero ¿qué sucede cuando ojos occidentales ven por vez primera un jardín Zen? Lo primero que llama la atención es esa especie de “vacío” de porciones en el jardín. Hasta los paisajistas más entrenados tienden a veces a llenar cada espacio del jardín con un amontonamiento de color, pero en el caso de estos jardines, el “vacío” es un elemento clave.
Se dice, y con razón, que las filosofías orientales ven la naturaleza bajo una luz totalmente diferente, concibiéndola como una representación de la comunión entre el hombre y el universo, y el diseño de estos espacios sintetiza esa visión.