De la familia: Solanáceas Pequeño arbusto de hoja perenne, ligeramente mate.
Hojas y tallos vellosos.
Pequeñas flores con forma de estrella, y de color blanco. Aparecen en verano.
Bayas de color rojo anaranjado. Duran seis meses. Son venenosas.
Puede llegar a medir 45 cm de alto, y 30 cm de ancho.
El Solano necesita mucha luz: tiene que ser intensa, y es preferible que proceda de una exposición directa al sol. Así se obtiene el color de las flores y las bayas.
Debe colocarse en un lugar fresco: el aire seco y caliente puede terminar con ella. La temperatura ideal son los 10-15ºC, aunque puede aceptar un poco más de calor si hay mucha humedad.
El sustrato debe estar siempre húmedo: hay que regar abundantemente sin llegar a encharcarlo. De hacerlo, las hojas se ponen amarillas y terminan por caerse.
El agua de riego debe estar tibia, y hay que regar desde arriba.
Aplicar cada quince días un fertilizante rico en potasa para plantas con flores y frutos.
Durante la floración se puede fomentar la polinización aumentando la humedad: coloca el Solano en una bandeja con grava húmeda.
Para podar corta un tercio de los tallos desordenados. Así se favorece que crezcan los brotes laterales.
Si se enroscan sus hojas, y además adquieren un tono marrón, significa que las raíces están secas. Si la planta no está demasiado dañada, quita esas hojas y sumerge la planta en un cubo lleno de agua durante diez minutos. Así se empapará el sustrato.
Existen variedades enanas, con frutos más pequeños.
A la hora de comprarla, elige un ejemplar cuyas hojas lleguen hasta el pie, y se vea que están sanas por su color verde. Además, procura que tenga bayas en diferentes fases de maduración: así será mucho más decorativo.
Las bayas son venenosas, por lo que conviene dejarlas lejos del alcance de los niños.