Las plantas de apio tienen la reputación de ser difíciles de cultivar. Estas especies deben ser atendidas adecuadamente durante su etapa de crecimiento a lo largo de cinco meses hasta que llega el momento de su madurez y la producción de una planta comestible. Al no ofrecer los cuidados necesarios puede ocurrir que la planta produzca un tallo muy fibroso e imposible de comer.
El primer paso para cultivar una planta de apio es elegir la mejor época para la siembra, dependiendo de la zona donde crecerá la planta. Es importante saber que esta especie necesita cinco meses de frío para madurar adecuadamente y es conveniente iniciarla con semillas como cultivo de maceta en ambiente de interior para luego ser transplantada al suelo firme.
Las macetas donde se cultivan plantas de apio pueden ser pequeñas, pero necesitan tierra especial para contenedores con una pequeña cantidad de fertilizante para usos múltiples. Una vez colocadas las semillas, se debe colocar más tierra hasta llenar la maceta por completo. Mientras más arriba se encuentre la semilla, más fácil será que comience a germinar. Se pueden colocar hasta cuatro o cinco semillas por contenedor.
Se debe continuar con la atención de las plántulas en el interior hasta que las condiciones del ambiente exterior sean las ideales. El riego debe realizarse con regularidad, pero poniendo cuidado en no ahogar a la planta. Para la siembra en suelo firme es importante encontrar un sitio bien soleado y con un buen sistema de drenaje. El último paso será realizar el transplante y esperar a que las plantas hayan madurado y se puedan cosechar para el consumo.
Vía | jardinerias.org